#ElPerúQueQueremos

Pollita en fuga III. Un amigo del color rojo.

Publicado: 2011-09-07

La casa de Chávez en Miraflores, está en una calle con forma de nalga. El sábado en que llego a buscarlo, muy pocos se han levantado en esta calle curva, que mira el muro ovalado del estadio Miguel Grau de Piura. Antes de comprar el pan, su vecina, una amable carirredonda con pañoleta de flores, me dice sin dejar de regar su jardín, que el vecino Carlos ya no vive aquí. Que hace mucho alquiló su propiedad de Pardo y Aliaga, tercera cuadra, y detrás de esta moderna fachada de rejas negras, segundo piso con ventanas impecables y maceteros verdísimos,  ahora vive "una señora X". Dudo que la señora X, me diga dónde encontrar al empresario. Al menos, hay un indicio suyo en esta casa de paredes inmaculadas: el color rojo vino de algunos bordes. Eligió el mismo color para muchos de sus objetos, su automóvil Volvo, los muebles modulares y paredes de la Noche y hasta el polo que usó un día de junio de 2010 para asistir a escuchar las acusaciones de Jhinna, en un juicio por supuestas amenazas. Tal vez el rojo le da suerte, porque, vuelvo a verlo alrededor de las astas de un toro que adorna el letrero de su restaurante, a pocas cuadras de su casa.

La primera vez que hablamos, no me recibió en su casa, sino en su Volvo rojo vino, estacionado en la avenida Guardia Civil. "No me vas a hacer detener con la Policía. ¿no?", bromeó irónico, porque doce días antes Jhinna lo había denunciado por proxenetismo y trata de personas. No hablaba molesto.

Ya en una operación del 7 de diciembre de 2006, la Divincri había intervenido su local, encontrando 21 damas de compañía, incluida una iquiteña de dieciséis años. La muchacha estaba ebria y dijo que estuvo "fichando" (libando) desde las 8:00 p.m. y que en sus ratos libres cuidaba de su bebé de 1 año, con quien vivía en uno de los cuartos del local. Ese bebé tal vez era uno de los hijos de trabajadoras sexuales o víctimas de trata, que - me dijo después una fuente policial-  son encargados a familias de barrios como Tacalá y Los Algarrobos, en las afueras de Piura.

Pero yo fui absuelto de ese proceso, del 2006, dijo Chávez, con el viento de la avenida Panamericana peinándole los bellos de los brazos, mientras me llevaba en el Volvo. Y que fue su administrador quien había llevado a trabajar a una adolescente, sin avisarle, pues de ser así no lo habría permitido.

Sobre el caso de Jhinna dijo que no tenía nada que temer, porque la última vez fue ella quien quiso volver a La Noche. No él. Chávez, guayabera crema, pantalón marrón, calvicie discreta, resumió el caso así: Ella le envió un mensaje de texto el 9 de setiembre: "Me dice Pa`, mira estoy yendo al local (La Noche), voy a trabajar. Pero luego me escribe diciendo que ese día está con la regla y ya no va, pero que al día siguiente va a venir al restaurante. Le dije que no, que ése es otro negocio, ahí tu puedes venir como clienta, pero no a trabajar". Y que por eso, y por cobrarle por el taxi y "la dormida", al día siguiente fue y trajo a la Policía.

¡Cómo crees. eso es falso!, dijo con risita de fastidio, cuando llegamos a La Noche y le recordé que Jhinna aseguraba en su denuncia que estuvo allí muchas veces encerrada bajo llave. "¿Usted cree amigo que en estos tiempos en que vivimos se puede tener secuestrada a una persona? Si todos los días vienen clientes a las 7:30 p.m. Es que no hay manera. están las ventanas abiertas. Usted me entiende o no", dijo limpiándose el sudor de la frente. Después, Pa'  enrojeció un poco cuando mi compañero fotógrafo intentó retratarlo junto a las chicas. También protegió de nuestro lente el salón sin clientes con paredes de espejos; y mientras Panchita nos enviaba desde la cocina  el aroma del estofado de pollo que acababa de servirle a un homosexual y a las chicas, me soltó una extraña pregunta:

 - ¿Si fueras una chica y yo te tuviera secuestrada acá, qué harías?

Allegados a la Policía calculan que sólo en la región unas 600 menores son explotadas sexualmente, cada una cobra entre 180 a 250 soles por cliente, generando a sus proxenetas al menos un millón 140 mil soles mensuales, es decir una pequeña parte de los 152.000 millones de dólares que generó el tráfico de seres humanos el 2008, según leí en el diario de El Vaticano.

Pero Chávez dijo, que en su local no trabajan menores, que todas las chicas son mayores, sólo bailaban, no ejercían la prostitución y que su negocio no es rentable.

Azul y Blanca, dos de sus chicas, tal vez ya no iban a tener trabajo, dijo. Hizo un puchero, como de niño al que le niegan la propina, al decir que estaba cansado de decirles a todas que estudien una profesión, un oficio. A veces hasta les ha ofrecido ayuda para que pongan una peluquería, dijo. Y que en uno de esos días, iba a cerrar La Noche.

- Pase lo que pase yo lo vendo (el negocio).

- ¿Por qué? ¿Le da muchos problemas?

- Problemas que no tengo ni por qué comerme oye.

Su tono fue de convencimiento. Aunque, dos años después, en agosto de 2011, llamé a La Noche, después de las 10:00 p.m., disculpe ¿hay chicas? La respuesta fue animosa: "Sí claro". Y ¿sólo voy y ya? "Tiene que pagar 10 soles de entrada.la jarra de cerveza está a 30".

Desde mi entrevista a Chávez en setiembre de 2009, excepto las muchas veces que me llamó en los días sucesivos para repetirme lo que ya dijo en el night club,  no he logrado ubicarlo en los 24 meses siguientes. En su teléfono contesta otra persona. Ayer en la oficina de su abogado en un cuarto piso de la Calle Junín, encontré la puerta con llave. En las oficinas vecinas, nadie daba razón de él. Un abogado me ha dicho que si el fiscal ha pedido 35 años para el hombre que busco inútilmente, por proxenetismo, trata de personas y rufianismo, en agravio de Jhinna y otras chicas, lo más probable es que el juez ordene su captura. Aunque tal vez no. Al menos hasta el cierre de este texto, el Juzgado aún no se comunicaba con los abogados de las partes.

Igual esta mañana de setiembre, salí a buscarlo para que me dé su versión de esta historia. No tuve suerte. No me puse polo rojo. A lo mejor él está en alguno de los lugares donde no he podido ubicarlo. Tal vez se levanta temprano, se pone su polo rojo para leer los diarios, o revisa Internet, tratando de imaginar qué salió sobre su ex dama de compañía en los portales de CHS, La Mula, diarios, emisoras, canales y hasta en la página de Riky Martin contra la trata de personas, donde acaban de colgar información del caso. Tal vez ya vio el extenso documental la Noche de Jhinna, que la ONG Capital Humano y Social acaba de presentar en Lima ante importantes personalidades de la diplomacia, para reforzar su campaña contra la trata. O quizá simplemente, frente a su ventana, escucha música de Roxette. A lo mejor tararea esa canción que -según me dijo una de sus exdamas-, le encanta:

"No sé si es amor, pero lo parece.

No sé si es amor

Pero crece y crece

Tan por dentro de mí

Que se ve a flor de piel".


Escrito por

El Tiempo

Diario ciudadano


Publicado en

eltiempoinformes

Otro sitio más de Lamula.pe